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jueves, 6 de enero de 2011

Corazón Del Tiempo - 2008

05 de enero de 2011

Apenas estamos en la primera semana del primer mes del año y ya todo está perdido. No, no estoy hablando de algún problemita tonto que se presentó en mi vida y que estoy exagerando. Esto va en serio. Debí verlo venir, eran demasiadas señales pero no le di importancia. Siempre he tachado mentalmente de “pelmazo” a todo aquel ser humano que se cruzara en mi vida blandiendo orgullosamente esta actitud en sus rostros y comentarios. Jamás en mi vida creí posible que llegara éste momento. Pero llegó. Al parecer, fue inevitable porque hoy, cinco de enero del 2011, perdí la fe en la humanidad.

Durante años he tenido que enfrentarme a gente que grita orgullosamente que no lee, que se creen mejores que los demás sólo por el hecho de ser unos completos incultos. Tengo que enfrentarme a seres humanos que creen que el nirvana del humor, el epítome de los chistes son los que incluyen referencias escatológicas o doble sentido. He tratado con personas cuyo único objetivo en la vida es conseguir un porro más para sentirse vivos. Y he aguantado. He sido capaz de soportar un sinfín de situaciones que harían a cualquiera dudar de la existencia de un futuro para la raza humana, pero nunca he dejado de tener, aunque sea, un ápice de esperanza para nuestro futuro.

Pero hoy, todo se desmoronó. Todo. No fue por culpa de escuchar una acalorada y larga discusión de temas tan importantes como “Jersey Shore”, o a una niñita de trece años hablando sobre sus problemas sexuales con su novio de catorce años (ha pasado). No. El día de hoy, perdí la fe y la esperanza en la raza humana después de ver una película. Una película mexicana llamada “Corazón del Tiempo”. Aunque creo que llamarle “película” es darle demasiado crédito. “Abominación” es la palabra correcta.

06 de enero de 2011



“Corazón del Tiempo” de Alberto Cortés. ¿Cómo empezar a hablar de la película del visionario director de la telenovela “Ramona” de Televisa? Supongo que lo lógico es empezar por el principio: un poquito de la historia de fondo.

En 1994, un grupo de personas del estado de Chiapas, hartos de que el gobierno no les hiciera caso y los tratara como ese tornillo que sobra cuando reconstruyes el microondas (sabes que sirve para algo, sabes que es importante, pero ya armaste el microondas y funciona; pero por si acaso, mejor no deshacerse del tornillo), decidieron crear una segunda revolución en México en donde participaría el país entero. Pero, recordando que la república mexicana se caracteriza primordialmente por apoyar con cuerpo y alma éste tipo de causas sin importar las consecuencias, sólo creyendo en los ideales, la idea fue abandonada tan pronto como surgió. Mejor, se aventaron a declararle la guerra al estado mexicano ellos solitos.

Éste día se conoce como “el día que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se levantó en armas en busca de su autonomía” o, simplemente, “el primero de diciembre de 1994”.

Al día siguiente, el ejército mexicano se acercó a ellos para dialogar sobre lo que pedían. Y por “dialogar”, me refiero a “le dispararon a todo lo que se moviera y cuando ya no se moviera nada, pusieron un cerco militar alrededor del área”. No fue bonito. Pero, gracias a su despachurramiento, el EZLN consiguió una cantidad impresionante de fans alrededor del mundo que promueven y apoyan la causa (incluyendo grupos musicales como Ska-P o Rage Against The Machine, o una completa devoción por parte de periódicos como “La Jornada”), así como a un manojo de intelectuales mexicanos que en su vida han pisado Chiapas pero que se reconfortan a sí mismos portando playeras, carteras, platos, pósters, muñequitos, pipas, lápices, hojas impresas o cualquier otra chunche que tenga impresas las imágenes del Subcomandante Marcos o la bandera del movimiento.

Quince años después, Alberto Cortés, completamente obsesionado con la idea de que exista el EZLN, decide demostrarles a los chiapanecos que participan y apoyan la causa qué tan obsesivo y psicótico puede ser su amor hacia ellos. En sus palabras:

“La película Corazón del Tiempo es una ventana que se asoma a ese mundo… para dejarse mirar como son, en una película campesina e indígena que se mete al corazón de un pueblo autónomo y nos muestra que los tiempos en las montañas del sureste mexicano están siendo ya muy otros.”

Entonces, ¿de qué se trata “Corazón del Tiempo”? ¿Es la historia de un pueblo reformado, donde se puede observar claramente que buscar la autonomía era la respuesta correcta, aunque haya algunos baches en el camino? ¿Se trata de un grupo de personas de algún pueblo cercano que deciden unirse al movimiento reivindicando las declaraciones del EZLN? ¿Quizá es la historia de un insurgente que apenas se une al EZLN y que, mientras el aprende cómo funciona todo y es entrenado, nos lleva de la mano a entender el mismo movimiento y la gente que lo forma? ¿Un recuento de la historia del EZLN?

No. Ni por lejos.

Al escuchar hablar acerca de la película, uno podría suponer, imaginar, formarse la idea de que frente a nosotros se encuentra un documental hecho y derecho que retrata fielmente la situación. Pero no, no, no, ¿cómo va a ser? Alberto Cortés decidió que eso era muy bajo para su visión artística y decidió hacer un largometraje de ficción. Sí, a su ver, una película basada en un guión original reflejaría PERFECTAMENTE la REALIDAD que se vive en esta comunidad. “Corazón del Tiempo” es la historia de una chica, Sonia, que está pedida para casarse con un dirigente de la comunidad donde vive, decide que esas tradiciones son idioteces y se enamora de un insurgente, cosa que no le agrada ni a su padre ni a la comunidad.

Sí. La ventana que se asoma a un mundo para demostrarnos cómo los tiempos han cambiado y son ya muy otros (por cierto ¿”ya muy otros”? ¿En serio? Según yo, es tan válido como utilizar la frase “más mejor y menos pior” en el idioma español) es la versión mexicana de “Pocahontas”, de Disney. Ya puedo oler la validación del EZLN y su ideología.

Apenas empezamos y ya estamos mal, muy mal. Un poquito más de historia: en 1994, unos días después de levantarse en armas para defender el patrimonio indígena de la gente de Chiapas, se dio a conocer una declaración donde claramente decía: “Las mujeres tienen el derecho de escoger a su pareja y no deben ser obligadas a casarse”.

Entonces, si estoy entendiendo bien, “Corazón del Tiempo”, la carta de amor de Cortés al EZLN, lo que hace es decirle en sus caras a los de Chiapas que la lucha que tienen es estúpida y no tiene sentido porque ni si quiera hacen caso a las declaraciones que ellos mismos hicieron al comienzo. Y, los del EZLN no lincharon o vetaron a Alberto Cortés a media producción, ¿porque…?

Ah, porque olvidé mencionar algo muy importante. Lo "novedoso" o "interesante" de este bodrio proviene del hecho que, para demostrar su infame (y prácticamente inexistente) "conciencia zapatista", todos (y cuando se dice "todos" de verdad se quiere decir TODOS) los actores son habitantes del lugar donde se filmó la película. En pocas palabras, la película está protagonizada por individuos al azar que los del staff vieron caminando enfrente de ellos cuando llegaron a la comunidad autónoma donde les dejaron grabar y les dijeron "¿quieres salir en una película?". Teniendo la oportunidad de buscar a alguno de los habitantes del lugar con interés en las artes histriónicas (que no dudo que existan), literalmente, agarraron a los primeros que vieron por ahí. Y se nota. En serio que se nota. Según que es para mostrar a personas reales e inocentes, que uno pueda creer que viven ahí y que no estén viciadas por el cine. Y “Space Jam” definitivamente NO era para venderles productos de Michael Jordan a los niños chiquitos.

De verdad, cuando el personaje más interesante y creíble de tu película es una vaca que aparece menos de diez minutos en pantalla y no habla, quiere decir que estás en serios problemas.

Hablando de la vaca, así empieza la película. Miguel y su padre, se encuentran llevando la vaca que les cobra el papá de Sonia por casarse con su hija al pueblo. Exactamente en el minuto 1:13, se escucha el primer diálogo. Una señora los ve con el animal y dice “Mira, ahí va la vaca.” Es ahí, en ese exacto minuto que uno entiende por qué son necesarios los actores profesionales en este mundo. Sólo le faltaba a la mujer tener en la mano una hoja de papel con letras grandes que dijera “GUIÓN” para verse más plano y menos creíble. Se requiere un don para hacer que una línea tan sencilla sea tan aburrida y plana, pero esa señora lo tiene.

Un minuto con trece segundos marca el momento exacto en que perdí cualquier esperanza de que la película fuera remotamente buena. ”Corazón del Tiempo” dura 88 minutos.

Si eso no fuera suficiente, a continuación los padres de ambos chicos hablan acerca de sus respectivos hijos y qué tanto les conviene que se casen. Y sí, el diálogo es todavía más forzado que el de la vaca. Pero, esperen, ahí no acaba. Para ilustrar mejor el punto, al minuto 2:22 (rápido, pidan un deseo), nuestra protagonista le comenta a su padre que no quiere casarse así como así, que quiere casarse por amor. La discusión se interrumpe porque, no sé, alguna tontería. Eso no es lo importante. Además de terminar de clavar la astilla de que nadie en ésta película puede decir sus diálogos creyéndosela, ilustra el segundo gran problema de “Corazón del Tiempo”: el guión.

Como todos saben, una historia de ficción que se va a llevar al cine tiene que tener un elemento indispensable, una cosa que, si no está presente, hace que todo se desmorone: conflicto. Para quienes no estén familiarizados, "conflicto" es: "Pedro quiere obtener ese collar de perlas para regalárselo a su esposa, pero existen FUERZAS ANTAGÓNICAS que harán todo lo que esté en su poder para impedir que lo obtenga". En este caso, Herman Bellinghausen, el guionista, decidió que eso de tener conflicto son pendejadas innecesarias y se encargó de crear un guión donde no sólo creara los diálogos menos naturales y creíbles de la historia (poniendo en duda que éste individuo alguna vez haya hablado con personas reales), sino que además NO HUBIERA NINGUNA FUERZA ANTAGÓNICA.

Se puede pensar que la historia de una chica que se rebela contra las reglas que se le impusieron sin su consentimiento, que decide no casarse según dicta la tradición y que dos horas después de por primera vez negarse al matrimonio (no, literalmente, dos horas después) conoce a un insurgente con quien no habla, pero que al verle los ojos, ver su sonrisa y descubrir que toca la guitarra, se enamora perdidamente de él SIN SIQUIERA SABER SU NOMBRE (bueno, obviamente se va a enamorar de él; digo, toca la guitarra. Todos sabemos que las chicas no son físicamente capaces de resistir la atracción hacia un tipo con una guitarra (poco importa si sepa tocarla o no)), puede tener mucho potencial. Es una historia ancestral, que se ha hecho miles de veces y que, generalmente funciona. Pero, en éste caso, Bellinghausen se empeña en hacerla tan aburrida, tan forzada, tan poco romántica que no funciona en absoluto.

Un ejemplo: Más adelante, Sonia, quien no se quiere casar con el tipo que la compró con una vaca, cosa que va en contra de las tradiciones y principios que crearon la comunidad autónoma donde vive, que va en contra de lo establecido por su sociedad, y de los acuerdos de palabra que se hacen entre dos respetables y honrados miembros de su comunidad, principalmente, su padre, quien se comprometió y puso en juego su honor al jurarle al padre del novio que su hija se casaría con su hijo, es una de las personas que más molestas se pondrían al respecto, vuelve a sacar el tema con su padre.

(Éstos no son los diálogos utilizados en el film, pero hago uso del estilo que, generalmente tienen. Quiero hacer hincapié en que se supone que son personas comunes y corriente, de una comunidad que vive en el centro de la selva Lacandona)

- Papá, no tengo los deseos de desposar legalmente al primogénito de tu amigo.

- ¿Cuál es la razón principal por la que ese deseo no ocupe el espacio mayor en tu lóbulo frontal cerebral?

- Lo que sucede por mi mente es que no siento atracción ni amor hacia la persona sobre la cual estamos deliberando. Mi corazón necesita al insurgente de quien apenas supe su nombre poco después de darnos nuestro primer beso.

(Dado que es la primera vez que sale éste tema a relucir de manera seria, cualquier persona esperaría que el padre se enojara, que intentara convencer a su hija de seguir con el acuerdo, quizá la correría de su casa en castigo o la desheredaría. PERO...)

- Está bien hija. Si tú eres feliz lo acepto. Pueblo, ¿no les molesta?

- No-, responde el pueblo al unísono y sin ganas.

- Insurgentes, ¿qué dicen?

- Por nosotros es una resolución magnífica que demuestra que somos un grupo maravilloso y genial, A DIFERENCIA DEL MALVADO GOBIERNO MEXICANO QUE SIEMPRE ES INTRANSIGENTE.

- Entonces, papá, ¿puedo amarlo?

- Sí, pero le dices a Miguel; es decir, el tipo que te había pedido en matrimonio y con cuya familia concertamos ésta ceremonia tan importante.

*Sonia va con Miguel*

- Miguel, no me voy a desposar contigo.

- Está bien, no tengo ningún problema con ésta resolución dado el hecho de que igual no me quería casar.

Y así, se resuelve el conflicto principal de la historia

¿PERO QUÉ SON IDIOTAS LOS DEL STAFF? ¿QUÉ CLASE DE ESTUPIDEZ ES ÉSTA? ¡¡NO PASÓ ABSOLUTAMENTE NADA!! ¡NADA DE NADA! ¿Para qué carajos se molestan en crear a un personaje joven que va en contra de la corriente si la mentada corriente se mueve para el lado contrario sin ningún problema? ¿La idea es demostrar que la vida en ese lugar es tan aburrida que ni si quiera les interesa que las tradiciones no se cumplan? ¿CUAL ES EL INTERÉS DE VER UNA HISTORIA DE IR EN CONTRA DE LO ESTABLECIDO SI LO ESTABLECIDO NO SE OPONE A LO QUE SE OPONE A ÉL?

Supongo que hasta los mismos realizadores se dieron cuenta de que con éstas resoluciones tan tontas, la historia no sería un largometraje y por ende no podrían promoverla en festivales de cine (único lugar en donde fue estrenada ésta abominación), por el único motivo de poner en la portada que estuvo presente (aunque nadie de los festivales le interesara). Para resolver éste conflicto que se les presentó, se agregaron dos "sub tramas" igual de llenas de aventura, emoción, eventos, acciones y adrenalina que la historia anterior.

Dicen los realizadores (dicen porque yo no vi nada de eso) que la cosa es reflejar cómo se siente vivir en medio de una guerra entre tu propio pueblo y el ejército, quienes los tienen “encerrados” con un cerco militar. Por eso, una de las "historias" que se presentan es la épica aventura (fuera de pantalla, obviamente), de un grupo de aldeanos que van en busca de un generador de electricidad que compraron dado que la comunidad en cuestión, no cuenta con electricidad. Con éste nuevo aparato, desean obtener (y, les juro que no pude dejar de reírme cuando pronunciaron por primera vez éste término) "Luz Autónoma".

Déjenme repetirlo. “Luz Autónoma”. ¿OK? ¿Fue captado? Continuamos.

Según explican, están en su derecho al ir por el generador y regresar sin que los militares los molesten. Es una aventura legal, se podría decir. Cuando se preparan para salir del pueblo, se les advierte que hay más seguridad que antes, que algo está pasando, que las aguas no están tan tranquilas como se creía y que hay que tener cuidado. Con un poco de miedo y todas las esperanzas de su comunidad en los hombros, salen en busca del generador.

Después de recogerlo (en Dios sabe dónde o con quién), los aldeanos ya van de regreso, con el la preciosa carga en su camioneta. Poco antes de llegar a su casa, se encuentran con un retén militar. Son detenidos. Nadie habla por miedo a causar sospechas. Uno de los militares ordena que le muestren lo que traen en el camión. Todos se ven nerviosos. Los militares alistan sus armas, se acercan a la parte trasera del vehículo. La abren. Levantan la cobija que cubre el generador y... los dejan pasar sin ningún problema.

Hay una palabra que se usa para describir estas situaciones que crean tensión y más tensión para que al final no pase nada. De donde yo vengo, se les llama ANTICLIMÁTICOS.

Para ilustrar aún mejor lo que se siente vivir rodeado de militares, más adelante hay una escena donde dos o tres convoys ATASCADOS de miembros armados del ejército se acercan al pueblo. Al darse cuenta, un grupo severamente reducido de habitantes se acerca a decirles a los militares (sin ganas porque no pueden ni siquiera esforzarse en actuar):

-Váyanse... (Favor de leerlo con la mayor cantidad de flojera posible).

Uno de los armados se baja con una caja en las manos, seguro de sí mismo. Se les planta en frente y, no es broma, les dice:

-Déjenos pasar. Traemos chocolates.

Los de la comunidad no se mueven, y con el mismo nulo entusiasmo repiten:

- No... Váyanse... No queremos militares...

El tipo armado levanta los hombres, dice "bueno" y HACE QUE TODOS LOS AUTOMÓVILES ARMADOS DEN MEDIA VUELTA Y SE VAYAN.

Así es como se maneja correctamente un posible enfrentamiento con militares. Nunca en mi vida había deseado que a alguien, sin importar quién, lo mataran a tiros de la manera más gráfica posible sólo para que pasará algo en una película, lo que fuera, pero algo...

Eso es todo. Tanto hablar de militares malos y horribles, para que casi ni aparezcan ni representen una amenaza para nadie (excepto los impuestos que pagan los pocos contribuyentes). Nunca hacen nada interesante ni nada que afecte a los inocentes chiapanecos. Las pocas veces que aparecen, se les ve a leguas que están más interesados en saber si se rasuraron correctamente en la mañana o en acordarse de cómo iba la letra de la última canción de Paulina Rubio. No les interesa atacar las garantías individuales de nadie. Tampoco es como si fueran un peligro latente puesto que todos (insurgentes como habitantes) están más interesados en el desarrollo de la historia de amor entre Sonia y el insurgente que en cualquier otra cosa.

Pero lo peor no son ellos y su actitud valemadrista. Digo, hasta cierto punto se puede entender: es su trabajo y no siempre pasan cosas interesantes en el trabajo. O si no, al menos quiero pensar que la idea era denigrar la imagen de los militares, hacerlos ver como meras plagas sin cerebro o alguna mafufada izquierdista. Las actitudes de los individuos que disque defienden el pueblo, los que se hacen llamar "ejercito insurgente" son todavía peores. A pesar de que todos en la comunidad los califican como sus héroes y salvadores, la imagen que se proyecta de ellos en la película es aún más denigrante, puesto que se supone que son los buenos. Lo único que hacen los insurgentes es cargar rifles todo el tiempo y sentarse a discutir:

- ¿Hacemos algo?

- ¡Deberíamos hacer algo!

- ¿¿Hacemos algo??

- ¡¡DEBERÍAMOS HACER ALGO!!

- ¡¿HACEMOS ALGO?!

- ¡Viva Zapata!

- ¡Viva!

- ¡Viva la revolución!

- ¡Viva!

- Vayan por agua. Nuestro entrenamiento terminó.

Y se ponen a leer un libro. Pero, en la mitad de la selva para que se vea que, son inútiles, pero re machos y aventureros.

Con personas así, no dudo que parezca que los zapatistas luchan por vivir cada segundo de sus vidas de la manera más aburrida posible

De vez en cuando, aparece un individuo que decide que estaría bien padre grabar lo que pasa. Se trata de un habitante de la mentada comunidad autónoma, una comunidad donde sus recipientes de agua son botes reciclados de refresco de 600 ml., donde no había electricidad, donde los alimentos se hacen en comal sobre un bote de basura con fuego, donde la comida se pedía con un mes de anticipación porque había que ir por ella muy lejos o les llegaba de contrabando. Ésta no sólo posee una cámara de video de alta definición (y sus respectivos miniDVs), sino que cuenta con una iMac para editar sus videos. Y no una iMac de esas viejitas, cuadradotas y pesadas de los noventas, no. Él tiene una iMac casi del año en cuestión.

¿Y nadie tiene la decencia de explicar de dónde carajos sacó esas cosas? ¡¿NADIE?! No es como si los productos de Apple fueron los más baratos o fáciles de conseguir en el mercado. No sólo eso, no. Porque, como el mundo entero sabe, tanto una computadora como una cámara de video necesitan que sus baterías se recarguen de vez en cuando. Para ello se necesita electricidad, cosa que no tenían en el pueblo cuando éste tipo presume sus videos y su computadora. Pero, él no la necesita. No. El hecho de vivir en un pueblo autónomo de indígenas debe de dotarle de poderes mágicos que hacen que las pilas de los aparatos electrónicos nunca se descarguen. Es eso o los pidió específicamente de fábrica con una pila que jamás se descargue y, como todos en el mundo apoyan incondicionalmente al EZLN, se la dieron gratis.

Tampoco es como si una película acerca de los zapatistas hubiera sido interesante desde el punto de vista de ésta persona y de su cámara, para tener un punto subjetivo pseudo-documental de la película que le daría más profundidad. Obviamente no es interesante un enfoque así, porque el individuo de la cámara aparece como cinco veces, nada más de adorno, y lo único que hace es entrevistar a insurgentes (que se echan unos sermones tan llenos de credibilidad, seguridad y confianza como la señora que dijo “Mira, ahí va la vaca”). Después de eso, presume su iMac y sus conocimientos en el software de edición Final Cut para nunca volver a hacer nada importante en todo lo que queda de la película.

Hablando de personajes inservibles, en la mayoría de las tomas, aparece un tipo con pinta de gringo o europeo, siempre apareciendo en el fondo. Me encanta que nadie nunca le habla o mencionan que está ahí. No hace nada ni afecta a ninguna acción. Pero ahí está, parado y sonriendo.

Ya que estamos en el apartado de personajes, hablaré sobre Sonia, nuestra protagonista. Siendo ella una mujer, obviamente lo único que le interesa en la vida es casarse. Como todos sabemos, las mujeres sólo aspiran a casarse y nada más. O, bueno, así debe de ser en Chiapas porque ninguna mujer habla de otra cosa excepto casarse y el amor. De ninguna otra cosa. Si eso no es un personaje unidimensional, es un horripilante Mary Sue creado por Bellinghauser cuando un día pensó “¿Cómo sería si yo fuera una mujer indígena de Chiapas que vive en una comunidad autónoma? ¿Qué haría yo?”

A eso se le conoce como fanfiction. Y uno horrible hasta para ser fanfiction.

Podría entenderse el valor artístico y cultural de la obra si, no sé, fuera una película creada, actuada, dirigida, editada y todo por gente del mismo lugar, por los mismos habitantes que quieren dar a conocer su estilo de vida o algo así. Pero no, sólo son los actores son parte de la comunidad. OBVIAMENTE, dejar que trabajaran detrás de cámaras sería un peligro para los costosísimos aparatos que llevó el staff al centro de la selva. Los del staff serán unos posers zapatistas de lo mejor y podrán haber hecho una de las peores películas, no sólo en la historia del cine mexicano sino en la historia del cine mundial, pero tan brutos no son.

Estoy completamente seguro de que la idea de dar a conocer cómo viven ahora éstas personas es maravillosa, es loable, es muy bonita. Pero este objetivo se pierde entre actuaciones menos creíbles que un cartón, diálogos forzados e irreales y una historia aburridísima que no avanza porque nunca pasa nada, llena de personajes menos dimensionados que un post-it y soberanamente olvidables.

Pero por más abominable que haya sido ésta abominación, el haberla visto no fue la razón por la que perdí la fe en la humanidad. Se acercó a causarme ese efecto secundario, pero no llegó a tanto. Lo que hizo que perdiera mi fe en la humanidad fue enterarme no sólo que las veinticinco personas que han visto ésta película (hermosa distribución la que tuvo éste bodrio, si tomamos en cuenta que en ninguno de los veinticinco videocentros en los que busqué ésta cosa (incluido dos Blockbusters), nadie había ni siquiera oído de ella), opinan que es “sublíme”, “hermosísima”, “una obra maestra” y demás adjetivos superlativos, sino que además, fue nominada como Mejor Película en los premios Arieles del 2010.

Esto dice una cosa soberanamente amarga acerca de nosotros como sociedad…


Corazón Del Tiempo © 2008, Alberto Cortés; Hermann Bellinghausen

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