En ésta ocasión quiero hablarles del que yo he catalogado como “el peor libro que jamás he leído en mi vida”, cosa que no sonará tan interesante si no se contrasta con el hecho de que la misma persona que asegura esto, ya leyó la serie de “Twilight” de Stephenie Meyer, la de “Juventud En Éxtasis” del señor Carlos Cuauhtemoc Sánchez (que de buena fuente me enteré que ni si quiera escribe él mismo sus libros), el número siete de la revista de cómics “La Pangolina” o la tal “Larva” (y su secuela, que es todavía peor: “Ultra G”).
Quiero imaginar que en alguna parte del planeta tierra existen al menos uno o dos libros que son todavía peores que éste del que les voy a hablar, pero he tenido la suerte de no leerlos.
Antes de comenzar, me siento con la necesidad moral de aclarar que leí este bodrio un total de dos veces. La primera porque lo vi descansando en un estante de mi librería de preferencia y me acerqué a él en ese entonces. La portada me pareció poco imaginativa, mucho menos interesante, pero en grandes letras decía “Ganador del premio Alfaguara 2003”, cosa que, quise suponer, daba a entender que valía la pena. De la misma manera, fue editada por “Punto de Lectura”, una editorial que siempre ha tenido mi devoción. Con esas credenciales de frente, decidí comprarlo para poder leerlo apenas llegara a casa. Cuando concluí la lectura, sólo pensé que era malo. Pero de eso hace seis años, cuando era casi novedad.
Hace poco lo redescubrí entre mi colección de libros. Terminaba de leer “Asesinato” de Vicente Leñero. Le quité el polvo y pensé: “yo me acuerdo que este libro me pareció malo, pero de eso hace mucho. En este tiempo he aprendido cosas nuevas. Quizá me haya equivocado y en realidad sea una novela decente. Digo, por algo ganó el premio.” Dicho esto, decidí darle otra oportunidad.
Después de leer las primeras cinco páginas me di cuenta que en realidad ERA PEOR DE LO QUE RECORDABA.
Comencemos por la portada. Véanla, aprécienla y díganme qué parece.
En efecto, "parece ser una de esas noveluchas que leen las viejas para ponerse cachondas" (Amoroto, G; 2010). Si pensaron eso, acaban de resumir las dolorosas 528 páginas que dura este mamotreto en una sencilla y descriptiva oración. Ahora ya saben por qué deben alejarse.
Ahora, antes de continuar, debo enumerar las características positivas de esta novela y de su autor:
- Está bien escrita; el escritor de verdad sabe escribir.
Bien, ya que dejamos eso de lado, podemos continuar con todo lo demás.
La “historia” (si es que a este conjunto de anécdotas aburridas sin clímax ni momentos dramáticos puede ser considerado como una historia) se centra en una chica llamada Rosalba, quien desde los doce años decide que quiere ser la puta más puta de entre las putas, sólo porque puede, sólo para demostrar que puede hacerlo y sólo para recordarle a todos (incluido el lector) que ella es mejor que cualquier persona en el mundo.
Espero que este personaje principal les parezca sumamente simpático, porque es a quien escucharán (bueno, leerán) hablar y hablar y hablar y hablar acerca de lo genial que es ella (y tú no (sí, tú, el lector)) a lo largo de cientos de páginas escritas de manera pretenciosa y mamona. Porque, debe ser dicho, que para demostrarnos que ella es mejor que nosotros, nos habla en una mezcla de español e inglés tan horrible como pretenciosa, para que sepamos que los nacos no hablan dos idiomas tan bien como ella; por lo que debemos deducir que ella es una gran persona.
Por otro lado, tenemos a un tipo llamado Pig (se supone que es el autor ficticio de ésta novela) quien a lo largo de las páginas que se centran en él nos recordará unas cuantas cosas:
- Se siente solo.
- Se siente mediocre.
- Cree que no podrá encontrar el amor.
- Se sabe mejor que cualquier persona en el mundo.
De nuevo, este es nuestro otro personaje principal, así que espero que les parezca simpático o interesante. Debo agregar que al ser Pig el autor ficticio de la novela, se toma la molestia de narrar su vida en una pretenciosa tercera persona (con aburridos monólogos filosófico-existencialistas para agregarse “personalidad” y “profundidad”).
Se oye la mar de divertido, ¿a poco no?
Durante las primeras cien páginas, leemos de manera dolorosa (e innecesariamente detallada) cómo Rosalba (que insiste en llamarse a sí misma “Violetta”, porque su verdadero nombre le parece de mal gusto y aburrido, por lo que prefiere llamarse como vedette de segunda que cobra 30 pesos la hora), sentía emoción a los doce años al desnudar su cuerpo pobremente desarrollado frente a un mocoso un año mayor. Repite y repite y vuelve a repetir la emoción que le causa hacer esto, porque es sumamente importante que lo tengamos muy presente en la memoria. También, descubrimos que Pig se siente solo y que se cree mejor que todos.
Tras esto, nos narra (con el mismo estilo prepotente, mamón, disque bilingüe, y lleno de detalles que a nadie en este mundo le podrían interesar), cómo se robó el dinero que sus papás le robaron a la Cruz Roja, para irse a vivir a New York, donde vive con su primer novio (cuyas “aventuras” son igual de detalladas, prepotentes e innecesarias), hasta que éste activa su cerebro, deja de pensar como un niño de cuatro años y hace lo más lógico: la abandona. Después de eso, Rosalba pierde su dinero, se hace adicta a la coca y se vuelve una prostituta de corte profesional. Al mismo tiempo, Pig nos recuerda que se siente solo y que se cree mejor que todos.
Para este punto, Violetta recuerda cada dos párrafos que hay un ser despreciable al que ha nombrado “Nefastófeles”. Da pistas de que éste la trataba mal, la golpeaba, la humillaba, la usaba, la padroteaba y la trataba como el objeto comprado en una tienda de “todo a tres pesos” que es ella. No puedo empezar a describir la cantidad de emoción que me causaba saber que leería como la humillaban y maltrataban, cómo le daban su merecido. Más me emocionaba pensar que todo sería en ese mismo estilo detallado que había manejado ésta infeliz desde que empecé a leer.
Pero, en lugar de eso, en aproximadamente diez páginas nos dice: “me trataba mal, muy mal. Tan mal que no me quiero acordar y sólo te daré un resumen corto, cortísimo. Luego me escapé a México”.
Este fue el punto exacto en el cual me enojé con el libro. Pero un enojo enorme, inconmensurable. Fue tanto, que no tuve otra opción más que aventarlo con todas mis fuerzas hacia la calle, en espera de que fuera atropellado por un camión de basura, pero hasta ellos saben que deben alejarse de esta cosa.
No sólo llevaba más de 200 páginas leyendo acerca de relatos aburridos, eventos insulsos, historias flojas, personajes antipáticos a quienes sólo les puedes desear la muerte para que dejen de aparecer en el libro que estás leyendo, sino que también tuve que aguantar un personaje principal tan estúpido, prepotente y mal hecho que se le olvidaba su propia personalidad y su forma de hablar a la mitad del libro, teniendo yo la única esperanza de obtener algún tipo de recompensa que se “pudiera materializar” en un detalladísimo recuento de cómo devastaban, descuartizaban y hacían mugre al personaje principal, tanto física como psicológicamente.
Pero al parecer, según el autor de ésta basura, es más “divertido” e “interesante” pasarse cuatro capítulos leyendo y releyendo cómo es que la tal Rosalba prendía a un niño de catorce años con su cuerpo malformado, que CONOCER A TODO DETALLE CÓMO ES QUE HUMILLAN, GOLPEAN, DESTROZAN Y CASI MATAN AL PERSONAJE PRINCIPAL MÁS DESPRECIABLE QUE HE CONOCIDO.
Es que, en serio, no tiene absolutamente nada redimible esta tipa. No tiene ninguna razón de actuar excepto demostrarse a sí misma que es mejor que todos; ni siquiera actúa para salvar su propia vida. Sólo hace todo porque puede. No puedo entender cómo es que alguien pudo creer que esta excusa de personaje bidimensional podría ser interesante para alguien.
Mientras eso sucede con Rosalba, nos enteramos que Pig se siente solo y tiene un trabajo en publicidad que lo hace miserable porque, OBVIAMENTE, él es mejor que todas las personas del mundo mundial.
Ahora, al llegar a pedir trabajo a la agencia publicitaria, Pig conoce a Rosalba. Al ser ella el único personaje femenino que aparece a partir de éste insoportable punto en la historia, le dan ganas de invitarla a salir (porque así lo ordena la historia).
Al capítulo siguiente, ya están saliendo juntos de manera “secretiva”. Es obvio que tampoco es interesante saber cómo es que se conocieron este par de inservibles antipáticos, más si se ha construido a Pig como un ser casi antisocial que no sabe comportarse entre persona comunes y corrientes. Oh, no; lo importante es saber cómo Rosalba tiene sexo con personas acaudaladas porque esa es su nueva profesión, mientras piensa que ella es mejor que los demás.
Luego pasan cosas irrelevantes y aburridas, hay un muerto sin importancia, ella conoce y deshecha a tres tipos y ocurre el total y completamente *sorprendente* giro dramático de que Nefastófeles es en realidad…
(Pausa innecesaria para aumentar un suspenso inexistente porque a nadie le importa)
… el jefe de la agencia publicitara que les dio trabajo a los dos (cosa que, a estas alturas, no es importante ni siquiera para los personajes).
Después de eso, se nos regala un final que se ve tan forzado y escrito a las carreras porque Xavier Velasco ya quería acabar como los últimos cinco capítulos del libro. Éste final nos dice simplemente: “¿saben las 528 páginas que acaban de leer? ¿Sí? ¿Esas que consumieron tu tiempo? ¿En los que gastaste días de tu vida que jamás volverán tratando de encontrar una historia? ¿Sí? Pues, puede que sean mentira, puede que no. FIN.”
Es un final tan sumamente insatisfactorio como eso de “…pero todo fue un sueño.” No, pensándolo bien, “todo fue un sueño” hubiera sido una mejor ida para acabar. De esa manera, al menos, sería sólo una novelilla estúpida, no estúpida y prepotente y sólo me hubiera sentido frustrado, no defraudado.
Pero, aún no llegamos a la parte más triste de este libro. Y no, no me refiero a que, inexplicablemente, miles de niñas en este país crean que Violetta es la onda y quieran ser como ella desde que esto fue publicado.
No. Me refiero al triste hecho de que este libro es LA AUTOBIOGRAFÍA DE XAVIER VELASCO. No sé ustedes, pero desde que quise aprender a escribir, me han dicho que una regla básica al escribir una novela es no hacerla tu autobiografía; que es totalmente válido basar a tus personajes en ti o usar pasajes de tu vida, pero hacer una autobiografía es la cosa más tristes y desesperada que uno puede hacer.
Sólo que, para demostrarnos que él es capaz de cualquier cosa para ser popular, Xavier Velazco nos deleita con… (no puedo creer que haya hecho tal cosa…) ¡EL RAP DEL DIABLO GUARDIÁN! (dividido “convenientemente” en tres insulsas estrofas que sirven de intro a tres capítulos) ¡Por amor de todos los cielos! ¡Estamos en el siglo XXI! ¿Y este hombre es tan triste que hace un rap basado en su novela para que los chicos crean que él está a la onda? ¿Qué no sabe que los noventa se acabaron cuatro años antes de que publicara esta cosa tan nefasta? Bueno, para tal caso, ¿qué no sabe que el rap de los noventa en general no se caracterizaba así, por ser muy bueno?
Pero se pone peor. Este libro resume la visión que tiene Xavier Velasco de las mujeres que son verdaderas mujeres, de aquellas que representan el feminismo por el que se ha luchado durante años. Para él, todas las mujeres que valen la pena SON UNAS PUTAS. Si no eres puta, no eres interesante, así que, para hacerlo feliz, comienza desde ahora.
Así mismo, éste libro grita a los cuatro vientos la imagen que Xavier Velasco tiene de sí mismo: “yo soy mejor que cualquier otra persona en el mundo, nadie se acerca a mis talones en cuestión de genialidad; deberían adorarme como un dios por ser mejor a todos ustedes.” ¿Saben que hacen cientos de “mujeres modernas” alrededor del país? Adorarlo como un dios porque él es mejor que cualquier otra persona en el universo.
Estoy casi seguro que la razón por la que esta bazofia ha pegado tanto entre niñitas y comunicólogos frustrados, es porque Xavier Velasco hace uso de la misma fórmula que Stepehenie Meyer utilizó para crear a Bella Swan en “Twilight”:
- No crees personajes. Crea cáscaras vacías genéricas que hablen en primera persona de eventos genéricos y sentimientos genéricos para que los lectores sientan que el libro trata sobre ellos. Esto resultará en que amen tu libro, te crean buena onda y te consideren un maestro.
Y vaya que Xavier Velasco siguió esta fórmula al pie de la letra.
Estoy convencido de que ésta cosa ganó el premio Alfaguara 2003 por una de dos: o las otras entradas de ese año estaban ASÍ DE CULERAS, para que les pudiera ganar esta estupidez, o, más probable aún, ganó por contactos (ya se sabe que, definitivamente, la cultura no se mueve así en este país).
De cualquier manera, me da pena por él.
Ésta novela está en la misma liga que “School Days”: NO CONCIBO SER HUMANO RACIONAL EN ESTE PUTO MUNDO QUE GENUINAMENTE DISFRUTE LEER ESTA BAZOFIA. De verdad, no entiendo qué motiva a alguien a disfrutar esto. “Diablo Guardián” es, en definitiva, el libro más fofo, estúpido, aburrido, flojo, prepotente, mamón, horripilante, autoindulgente, hipster wannabe que conozco. Es un grito desesperado del autor para decir “ámenme porque soy bien genial.”
Todo esto me pone tan triste que quisiera dividir mi alma en siete pedazos y esconderlos a través de todo el país con la esperanza de que un niño no los encuentre y los destruya. He oído que eso funciona
Ahora, para su entretenimiento y fácil comprensión, resumiré la primera mitad del libro. Al igual que éste, intercalaré entre los dos personajes:
- “Pig se siente solo. Quiere escribir pero nadie lo entenderá porque sabe que es mucho mejor que todos en este mundo.”
- “Hola, soy Violetta y soy muy puta. ¿Sabías que soy puta? Mira, para que veas que soy puta te contaré en 68 páginas cómo me desnudé a los 12 años enfrente de un niñito.”
- “Pig se siente solo. Quiere escribir pero su abuela se murió. Él sabe que es mejor que todos en éste mundo.”
- “Me divierte tanto decirte que soy puta. Deja te cuento más acerca de cuando me desnudé a los doce años. Me hace sentir tan puta y confirma que soy mejor que todos.”
- “Pig se siente solo. Quiere escribir pero la vida no vale. Él sabe que es mejor que todos en éste mundo.”
- “Soy tan puta. De verdad, ¿no se te antoja ser así tan puta como yo? ¡Es bien padre! ¡Por ser puta me robé dinero y me fui a vivir a New York!”
- “Pig se siente solo. Quiere escribir. Su nuevo trabajo es feo porque nadie lo entiende porque él es mejor que todos en éste mundo.”
- “En New York fui bien puta. Mira fui puta así, y tenía mucho dinero. Por cierto, ¿sabías ya que todos son basura en éste mundo excepto yo?”
- “Pig se siente solo. Quiere escribir. Nadie lo ama. Debe ser porque no hay nadie en este mundo que sea mejor que él.”
Me gustaría decir que estoy exagerando, pero la verdad es que así es el libro.
Me da una lástima que este tipo de cosas existan en éste mundo, y no sólo que existan, sino que además sean adoradas por alguien…
Diablo Guardián © 2003, Xavier Velasco